"Quien mucho abarca poco aprieta"
Proverbio de siglo XIV
Permítete hacer una sola cosa cada vez;
de hecho, es lo único que puedes hacer.
Me sorprende que todavía me hagan esta pregunta. Se trata madres del S.XXI con sentimiento de culpabilidad por intentar satisfacer sus necesidades profesionales y/o para contribuir al soporte económico familiar.
MADRES TRABAJADORAS (fuera del hogar). Qué respuestas ofrece la investigación psicológica.
Uno de los rasgos predominantes de la vida familiar en las últimas décadas ha sido el enorme aumento del empleo femenino fuera del hogar (trabajo siempre ha tenido). Es lógico preguntarse cómo puede influir ello en l@s hij@s: ¿Es conveniente que las madres trabajen fuera del hogar? Cuanto menores son l@s niñ@s, mayor es la preocupación sobre los posibles efectos del trabajo de la madre.
Los estereotipos culturales que ligan a la madre al hogar y a l@s hij@s no son apropiados en una sociedad en la que cada vez mayor número de madres ha decidido buscar empleo fuera del hogar.
Son numerosos los estudios en los que se ha investigado la medida en que la ausencia de la madre trastorna la relación que el bebé tiene con ella.
“La naturaleza de la investigación sobre este tema ha experimentado un cambio radical en los dos decenios… En la actualidad se concede credibilidad a la posibilidad de que también produzca ganancias, además de pérdidas, y el mito de que el empleo de la mujer implique necesariamente una forma de privación maternal se está por fin desintegrando” (Schaffer, 1990).
Muchas madres no tienen opción. En concreto cuando son la cabeza de familias monoparentales o en familias que requieren que los dos progenitores trabajen, que son la mayoría.
GANANCIAS DEL EMPLEO FEMENINO
La independencia económica de la madre y el estímulo y social que ofrece un empleo es una razón de peso para el bienestar y la autoestima de la madre. De hecho, la incidencia de depresión en mujeres es extremadamente elevada en madres que permanecen en el hogar y tienen un reducido acceso a estímulos externos. El debate sobre la madre que accede al mundo laboral no debería centrarse sólo en los efectos en l@s niñ@s, sino también en los efectos en las madres. Una madre frustrada y deprimida servirá de poco a su hij@ si permanece en el hogar contra su inclinación. La satisfacción de la madre con el papel que asuma es importante porque contribuye a que la relación con su hij@ sea más positiva.
Hay que admitir que ser trabajadora y madre puede resultar agotador. El apoyo es fundamental. El papel de los papás es muy importante y, afortunadamente para madres, padres e hij@s, cada vez más ellos se implican en mayor medida en el cuidado y educación de l@s hij@s. Compartir las responsabilidades domésticas y familiares servirá de ejemplo a l@s hij@s que verán como natural que las madres también trabajen fuera de casa y que los padres también trabajen en casa.
CONCLUSIONES
Es evidente que la maternidad no tiene porqué ser una actividad que ocupe las 24 horas del día; por otro lado, tampoco el trabajo debería ocupar todo ese tiempo. Las investigaciones concluyen que l@s niñ@s no van a verse perjudicados por la ausencia diaria de la madre debido a su trabajo fuera del hogar. No es tanto la cantidad como la calidad de la interacción lo que cuenta y, por tanto, se debería prestar atención a la mejora de esta calidad. No hay razón por la que las madres de niñ@s pequeñ@s deban resignarse a permanecer en casa, ni razón por la que si tienen un empleo deban sentirse culpables. Siempre que l@s niñ@s mantengan una relación continua con ellas, el hecho de que les atiendan otras personas no produce necesariamente efectos negativos e incluso puede constituir una experiencia enriquecedora.
Sólo se ha abordado la posibilidad de efectos perjudiciales en niñ@s menores de un año. Sin embargo, deben tenerse en cuenta otras consideraciones, por ejemplo, que la madre trabaje a jornada completa y muy extensa. Además, no hay absoluta unanimidad en los diferentes estudios.