domingo, 1 de mayo de 2011

Fomenta La Autoestima De Tu Hij@ Desde Pequeñ@

“Tienes la facultad de poder convertirte en lo que desees. Plantéate lo que quieres
y entérate de que llegarás a ser lo que se te ocurra, sea lo que sea”
Wayne W. Dyer.
La autoestima es la valoración de un@ mism@, de mi manera de ser, de quien soy yo.
Es en la edad más temprana cuando se va moldeando el concepto de un@ mism@, la emoción y el sentimiento hacia nuestra propia persona:
-          El niñ@ va formulándose una idea de quién es, si gusta o no, si es aceptad@ o no.
-          Irá creándose unas expectativas acerca de sus posibilidades (por eso nunca hay que repetirles mensajes del tipo: “es que eres mal@”, “es que eres tont@”, “pobrecit@, no puede, es pequeñ@”).
-          Se creará una tendencia a disfrutar con los retos de la vida; o a padecer, a lamentarse, a ver lo negativo. Estas son las dos posiciones emocionales básicas que descansan en los dos extremos de una autoestima positiva o negativa respectivamente.
-          El nivel de autoestima es el responsable de muchos éxitos y fracasos escolares y de la vida.
Tener una autoestima elevada no significa creer que somos mejores que los demás
Tener una buena autoestima significa conocer nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles y aceptarnos con todo ello.
Los especialistas señalan que se viene produciendo desde principios de los 80 un proceso que denominan “Generarión YO”. Educamos a nuestr@s hij@s anteponiendo sus necesidades a las de todo su entorno. Les ofrecemos todo lo que piden, les protegemos de cualquier inconveniente, les resolvemos todos sus conflictos… Nos cuesta aplicar límites porque creemos que eso hará que nos quieran menos. Pensamos que de este modo serán niñ@s felices y que ya tendrán tiempo de luchar cuando sean adultos; sin embargo, no podrán luchar porque no han aprendido. El resultado: niñ@s insatisfech@s, rebeldes y poco respetuos@s ante las necesidades de los demás que se convertirán en adultos dependientes y frustrad@s con una baja autoestima.
Las madres, padres y educador@s tenemos un peso importante en la formación de su autoconcepto ya que con nuestro estilo educativo moldearemos la imagen que se crea de sí mism@ y le ayudaremos a convertirse en un/a adult@ autónom@ y con una imagen positiva y real de sí mism@ y de sus posibilidades.
Algunas pautas que pueden ayudarnos
1.      Devolverle una imagen positiva y ajustada de sí mism@, sin inflar ni exagerar sus aspectos positivos y aceptando sus aspectos no tan positivos.
2.      Darle responsabilidad adecuada a su edad diciéndole: “Confío en ti”.
3.      Reforzar sus logros, no recalcar sus fracasos. Todas las conductas que se refuerzan se mantienen. Es importante observar qué conductas estamos reforzando.
4.      Darle la oportunidad de que se enfrente a los conflictos, no debemos resolver todos sus problemas porque deben aprender recursos de afrontamiento y resolución de problemas (y esto no es una asignatura en el colegio, es una asignatura de la vida).
5.      Corregir sus acciones, nunca criticar su persona. Diremos: “lo que has hecho no está bien”, nunca diremos: “eres mal@”, un desastre, eres tont@”. Porque acaban interiorizando un autoconcepto equivocado; si creen que son mal@s se comportarán como tal cosa.
6.      Asegurarle nuestro cariño y afecto incondicional, independientemente de sus logros y comportamiento. El niñ@ (y el adulto) necesita sentirse segur@ y querid@. Cuando estemos muy enfadad@s le diremos: “Aunque esté enfadad@ contigo yo te quiero mucho, pero lo que has hecho está mal. Tú eres grande y sabes que …(no se pega, se obedece…)”
7.      Antes de recurrir al castigo negativo (el cachete, el grito…), mejor utilizar la táctica de quitarle algo que le guste mucho (castigo positivo). Resulta muy efectivo para reducir comportamientos inadecuados.
8.  Enseñarles a expresar sus emociones.  Hay que hablar de lo que sentimos y animarles a que ellos hablen de lo que sienten. Si estamos tristes o enfadad@s, no es adecuado decirles que no lo estamos; ellos son perfectos lectores de las emociones y así aprenden a negarlas o esconderlas. Debemos mostrarnos tal como nos sentimos: “Sí, estoy triste, pero no te preocupes porque se me pasará pronto”.

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