domingo, 1 de mayo de 2011

Las rabietas de nuestr@s hij@s: una batalla de poder.

Si domas a un caballo con gritos,
no esperes que te obedezca cuando le hables
¿Qué son las rabietas?
Son comportamientos coléricos (gritos, pataletas, llanto) mediante los que el niñ@ manifiesta su incapacidad para hacer o conseguir algo que desea. Se consideran una parte normal del desarrollo del niño de 1 a 3 años y la tendencia es a la desaparición hacia los 4 años. Muchos niños siguen con ellas más allá de esta edad porque tuvieron éxito con rabietas anteriores.

¿Por qué se producen?
Su origen suele estar en un conflicto entre los deseos del niño y las limitaciones que se le imponen. Hay factores que pueden facilitar su aparición como el sueño, el hambre, la incomodidad o el estar enfermo.

¿Qué se puede hacer para evitarlas?
Ø  Establecer normas razonables, claras y coherentes y no cambiarlas.
Ø  Reforzar los comportamientos positivos. Es niño busca la atención de sus padres y si la consigue sobre todo cuando hace "cosas malas", le estaremos indicando que ese es el comportamiento que debe repetir para conseguir que le dediquemos más tiempo.
Ø  Enseñar con el ejemplo, evitando gritar delante del niño.
Ø  Fomentar hábitos de cortesía: enseñarle a pedir las cosas por favor y sin llorar y a dar las gracias.

¿Cómo actuar ante una rabieta?
Ø  Mantener la calma y el control. No regañar, gritar ni zarandear al niño porque, además de no solucionar nada, genera más inseguridad y constituye mal ejemplo.
Ø  Tampoco hay que intentar razonar con el niño, en ese momento no escucha.
Ø  Por supuesto, no debe concedérsele lo que quería, para no reforzar su conducta, como tampoco conviene ofrecer premios o recompensas para que abandone la rabieta.
Ø  Si la "escena" ocurre en un sitio público, llévenlo a un sitio tranquilo y si presenta una actitud violenta, sujétenle, pero sin hablarle ni mirarle. Una vez pasado el berrinche, no le castigue ni le grite, aunque tampoco le mimen ni le den ningún tipo de premio. Explíquenle lo inadecuado de su comportamiento.
Ø  Aprovechar las rabietas en casa para “practicar” y proceder de la siguiente manera:
1)      Al principio, una pequeña dosis de humor; puede resultar útil intentar distraer al niño desviando su atención hacia otra actividad u objeto.
2)      Si así no se logra controlar la rabieta, y la situación lo permite, se puede adoptar una actitud de indiferencia (“EXTINCIÓN”): se ignora su conducta, sin manifestar enfado, ni hacer promesas o proferir amenazas. No se hace nada, ni contacto ocular.
3)      Reacción del niño:
1.      A corto plazo: La rabieta se hace más grande.
2.      Si no podíamos tolerar la intensidad anterior, ahora menos; entonces…CEDEMOS.
3.      ¡OLÉ!, le hemos enseñado a hacer rabietas más fuertes, nuestro/a hijo/a  será  DOCTOR/A  en la materia. Se produce una espiral en la que el niñ@ berrea más y el progenitor se enfada más y, o pierde los nervios, o acaba dejándole hacer siempre lo que quiera antes de que empiece con el berrinche.

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